martes, 27 de julio de 2010

EL VOTO SIMPATÍA

Por Humberto Mendieta

Votar debe ser como nombrar gerente, no se nombra al más simpático sino al más efectivo, pero en Colombia la historia reciente –Pastrana 1998- nos muestra, más no nos enseña, como el voto simpatía sigue reinando y por supuesto llevándonos a repetir errores. El que se considera o es buen ciudadano termina siendo carnada fácil del voto simpatía. Cae en la trampa indirecta, en necesidades creadas, en artificios de especialistas o de gurús circunstanciales.

Muchos colombianos que se autocalifican en la franja de voto de opinión en realidad están en la de la simpatía, no en la del análisis. Parece que el candidato escogido no tuviera como objetivo el solio de Bolívar y ejercer con justicia y acierto las 28 obligaciones que le impone la Constitución Nacional, sino irse a vivir con ese colombiano de simpatía. La opinión como palabra y significado se ha vendido como un ideario, una bandera, una libertad. La opinión es una palabreja democrática, igualitaria, a la que se accede con facilidad y se esboza con gratuidad, con orgullo, así sea equivocada de la realidad. Y realmente la opinión es libre, pero si ese ideario, bandera o libertad está bien formado se expone y argumenta mejor y por supuesto es una opinión más cercana a la verdad.

Tomó como referente las columnas de opinión que he leído con avidez por estos días preelectorales, sean sus autores o autoras locales o nacionales y encuentro que si bien cada uno tiene derecho a escribir lo que le da la gana y como le da la gana, se presume que deberían tener un cierto tono de guía y no de ataque propagandístico. Piden con descaro el voto a los lectores como si la columna no tuviera como objeto ser un faro del pensamiento, un análisis de las necesidades y una justa exposición de soluciones. Encuentro muchas de esas opiniones más emocionales que periodísticas y veraces a partir del nivel de sus argumentos con relación a lo que sostienen como verdadero, sin tener garantía de su validez.

Ya muchos en ataque de simpatía o de antropofagia nacional descalifican todo y avalan todo, depende de la orilla en que estén, por intereses creados hacia el futuro o sobre lo que hemos venido exponiendo: el elector primario, elemental y simpático. Todos tenemos preferencias y no hay por qué ocultarlas, pero usar el espacio para la propaganda escandalosa equivale a gritar en el papel. Pocos hablan de programas, los logros los miden por los impactos mediáticos, casi puede compararse con la novela Desde el Jardín, de Jerzy Kosinsky. “Hay que apoyar a Chance Gardener” es la orden.
Por eso votar debe ser como nombrar gerente y no nombramos al que cuente más chistes, ni al amigo o al primo varado. Si queremos sacar la empresa adelante designamos al que esté mejor calificado y que lo demuestre en el oficio, frente a retos ciertos, no artificiales.

Mendieta-Torres, Humberto. (2010) EL VOTO SIMPATÍA. Artículo de Opinión Publicado el 23 de Abril de 2010 en el Diario El Heraldo. Barranquilla. Colombia. humberme@yahoo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario