Por Humberto Mendieta
El Mundial, la publicidad y el caos de Barranquilla tienen en común la multitud, el ruido, la ironía, la ridiculización y las sorpresas. Sobre todo las sorpresas. Pero en el Mundial, al igual que en la publicidad, éstas forman parte del juego. En cambio las pretendidas y absurdas soluciones al desorden local aparecen de pronto, para asustarnos y no para aliviarnos.
No saben los ingeniosos creadores de las nuevas y graciosas piezas publicitarias del “lugar equivocado” de Davivienda, emitidas por los canales nacionales en el marco del Mundial, cuán cercanos estamos en Barranquilla al compañero de transmisión de Ricardo y Jorge, los supuestos periodistas del máster de televisión que reciben las cantinflescas y casi siempre equívocas intervenciones de su colega, ubicado, o en realidad, desubicado en Sudáfrica.
Así estamos aquí. Aún no hay suficiente ilustración sobre las inexplicables sorpresas de los portales y las estrechas vías del Transmetro y del puente de la 38 con Circunvalar, obras a las que se les ha bautizado en la picaresca local como ‘añuñías’ en el caso del transporte masivo, y como ‘El puente de los agachados’, en lo que pretende ser solución al embotellamiento del cruce de la vía a Juan Mina con la Circunvalación. Es inaudito cómo fue cercenada la carrera 46, columna vertebral de la ciudad en el marco de la malla vial. La ciudad fue sometida a una intervención quirúrgica para que camine mejor, pero los médicos –los constructores– la dejaron inválida.
El puente de marras no llega ni a tesis de grado, con errores garrafales que la Sociedad de Ingenieros señala como de una pobreza profesional que posibilitó otra obra mezquina con la ciudad, en términos geométricos, urbanísticos y operativos.
No sabemos qué dirán Ricardo y Jorge desde el máster central, pero la alternativa de hacer túneles para que puedan pasar los vehículos debido a la poca altura con que fue construido, raya en el chiste, la burla y la imprevisión. Reconocidos columnistas de este diario, como Roberto Zabaraín y Horacio Brieva, han explicado en detalle el porqué de los errores.
Nuestro número 10, el alcalde Char, gran conocedor de fútbol, tiene dos obligaciones en el amplio estadio que es la administración pública: la primera, preservar el bien común, que en este caso no se está cumpliendo. La segunda, salvar su honor profesional ya que es ingeniero civil y algo debe saber del tema. ¿O cómo explica que pidiera airado la renuncia del Gerente de Transmetro dos años y medio después de ejercer su cargo de primera autoridad?
Por lo pronto, ambas obras son sendos autogoles monumentales que el compañero de Ricardo y Jorge anunciaría como lo hacen las autoridades locales, como un éxito, cuando se trata de un estruendoso y vergonzante fracaso. Lo que es peor, irreparable, porque al menos los mundiales son cada cuatro años y los perdedores tienen la justa oportunidad de reivindicarse, más no los inermes ciudadanos de una regular administración disfrazada de eficaz. Sigan ustedes en estudio, Riicaardoo… Joorgee…
Mendieta-Torres, Humberto. (2010) RICARDO… JORGE…Artículo de Opinión Publicado el 09 de julio de 2010 en el Diario El Heraldo. Barranquilla. Colombia. humberme@yahoo.com
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