Por Humberto Mendieta
Pocas, poquísimas voces de protesta salieron de las gargantas de nuestros locuaces prohombres cuando el Gobierno decidió que en Barranquilla sería instaurado un Tribunal de Justicia y Paz para procesar decenas de paramilitares acogidos a la Ley que abriría paso al perdón y a la reconciliación. Por eso desde diciembre de 2006 se escuchan desgarradoras declaraciones de reos que ordenaron matanzas, nunca justificadas ni debidamente castigadas.
En cambio esos locuaces prohombres tendieron sin chistar una larga alfombra escarlata a la decisión. Ningún congresista de los que fungen ser atlanticenses musito palabra alguna. Nada les preocupaba o no entendían. No venían por ellos, era un asunto de la administración de justicia. Tampoco visualizaron el panorama de lo que hoy sufrimos. No vieron, por ejemplo, que esos reos viajarían acompañados de una corte, de lacayos, de siervos y de pistolas. Aquí se instauró un nuevo reino que hoy colabora generosamente con altos índices de criminalidad, como nunca se hubiese pensado. El Atlántico, con énfasis en Barranquilla, cerró en 2009 con un triste superávit: 516 muertes violentas contra 479 de 2008 y en 70 días del veinte diez sobrepasamos 80 homicidios. Hay de todo, claro. Riñas y cobros. Pasión, mafia y ladrones. Mil razones. Todo con una oferta amplia de gatillos, algunos de ellos son los nuevos vecinos y conforman un portal que debería llamarse mercado.bang.
Entre agosto de 2002 y octubre de 2009 la cifra de desmovilizados fue de 51.992. El 61% producto de las negociaciones de paz con las AUC. ¿Dónde están esos desmovilizados? Ya se los digo: Muchos aquí. Seguro que algunos en proyectos de resocialización, pero buena parte con la adrenalina encendida, pues las ofertas laborales institucionales son, a su gusto, muy aburridas. También en Barranquilla hay 104.532 desplazados por la violencia. Los procesos de adaptación y convivencia debe asumirlos la ciudad, que hace grandes esfuerzos para cumplir con esa carga. Un buen número se instaló aquí por miedo, luego de los juicios a los asesinos de sus parientes.
El tema es tan amplio y de estudio que el abogado y filósofo barranquillero Juan Pabón Arrieta hizo su tesis para Magíster en Derechos Humanos en la Universidad Alcalá de Henares sobre La Memoria y la Justicia Transicional , haciendo una crítica a la Ley de Justicia y Paz en Colombia. Se trata de aplicar justicia evitando la impunidad de los responsables por los crímenes cometidos mediante violaciones a los derechos humanos, sin que éstos pierdan su dignidad y puedan ser reincorporados a la sociedad. La justicia transicional es una respuesta a las violaciones sistemáticas a los DD.HH. Su objetivo es reconocer a las víctimas y promover iniciativas de paz, reconciliación y democracia. Qué bueno que el proceso de justicia y paz se abra paso, pero no es justo que ese camino se labre sin una política de retribución para el Atlántico y su capital, sociedades tradicionalmente pacíficas y que ahora pagan por ese riesgo, tanto que los reos piden quedarse en Barranquilla porque aquí, hasta en la Modelo, es más fácil la convivencia. Hay que complacerlos, son los nuevos vecinos, los de mercado.bang.
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